lunes, 13 de agosto de 2012

Samael Balaur

Nombre: Samael Balaur
Apariencia: Al pertenecer al clan Tzimisce, tiene la capacidad de moldear su apariencia física a su gusto, pero normalmente elige apariencias cercanas a su aspecto mortal. Cabello largo, liso y negro como la noche, piel pálida, ojos sorprendentemente claros como el hielo y siempre mostrando unas facciones físicas imponentes y sombrías.
Historia: Nacido alrededor de 1880 en una decadente y aristocrática familia Válaca conformada por unos padres de convicciones y creencias fuertemente arraigadas en el paganismo tradicional. Su madre, de orígenes Austriacos siempre educó a su hijo de forma culta e intelectual en el paganismo germánico y de Europa del este. Al contrario que su padre, que en poco tiempo adoptó una fuerte actitud de desprecio a todo aquello al convertirse al cristianismo.
Tanto fue su fanatismo que el propio nombre de Samael, “El Veneno de Dios”, le fue puesto a su único hijo a modo de recordatorio de lo diabólico y perturbadamente perverso de la naturaleza humana.
Así pues, el joven Samael creció en medio de dos mundos en constante oposición, las creencias paganas tradicionales provenientes de su madre por un lado, donde las historias y relatos de dioses, héroes y magias olvidadas fascinaban la mente del joven muchacho. y el cristianismo tiránico y fanático de su padre por otro lado, con sus ideas pecaminosas de condenación eterna y martirio siniestro, marcando a sus ídolos como figuras cercanas a Vlad “el empalador”, a quien llegaba a considerar un héroe nacional frente a la amenaza impía del enemigo. Esta situación perduró hasta la muerte de su madre, la cual fue encontrada muerta en extrañas circunstancias, aunque nunca se pudo culpar al padre de Samael.
A partir de ese hecho trágico, la vida de Samael Balaur dio un drástico y siniestro giro. El fanatismo de su padre aumentaba día a día, viendo al resto de humanos de su población como pecadores despreciables, como demonios maligno a erradicar. Tanto fue así que como si un moderno inquisidor se creyera, comenzó a capturar y torturar uno a uno a los habitantes de su pequeño pueblo y obligar a su hijo a contemplar tal atroces actos, instruyéndole en como ofrecer el mayor dolor posible a tan diabólicas criaturas.
Así pues, los estudios del joven se repartían entre la cultura tradicional, la filosofía, las artes ocultas y el dolor y la muerte ajena proporcionadas por el fanatismo más absoluto del demente sanguinario en el que se había convertido su padre. Pero la situación no logró perdurar indefinidamente, ya que durante un viaje personal, el patriarca de la familia fue brutalmente asesinado por un grupo de asaltantes, quienes clavaron su cabeza en una estaca como represalias a sus crueles y sádicos actos.
Aquella venganza no pasó desapercibida por Samael, quien comenzó a pensar en las enseñanzas sádicas de su padre sobre la maldad y lo diabólico de la naturaleza humana. Pero a diferencia de su padre, el cual castigaba a sus víctimas, Samael pretendía tener un enfoque mucho más técnico, pretendía estudiar y comprender los límites de la maldad, la muerte y el dolor y para ello, sus objetos de estudio fueron los desgraciados habitantes de su pueblo, a los que sometía a terribles experimentos utilizando como arma de contención, el brutal y despiadado miedo y control que ejercía sobre sus prácticamente esclavos compatriotas.
30 años después de su nacimiento, un nuevo y trascendental hecho sacudió su vida mortal. Un extraño individuo que decía ser sacerdote y medico pidió asilo en el castillo de la familia Balaur. Samael le concedió sus suplicas, ya que era tradición en la familia la buena hospitalidad con aquellos que así lo pidiesen. Aquel extraño decía provenir de una región alemana de centro Europa acosada por terribles y crueles actos de depravación y satanismo y que venía huyendo de ellos para no resultar infectado por la influencia diabólica del maligno como muchos otros lo había sido.
Al oír aquello, Samael se regocijó y confiando en los ojos expertos del sacerdote, quiso mostrarle el objeto de su estudio sobre la maldad humana.
Él esperaba una grata aprobación por parte del sacerdote, pero lo que se encontró fue bien distinto, resultó que aquel sacerdote, impresionado por unos actos tan brutales y atroces de salvajismo y sadismo minucioso y perfeccionista, mostró su verdadera imagen.
La de un ser de increíble maldad, la de un vampiro Tzimisce que venía huyendo sí, pero de los acosadores brutales que pretendían acabar con su profana existencia.
Tras el abrazo y el paso de los años, aquel sacerdote se instaló en el castillos familiar, instruyendo al recién creado vampiro como un buen Sire, mostrándole los secretos de su clan, mostrándole las habilidades necesarias para sobrevivir y desvelándole los secretos del nuevo mundo de tinieblas en el que acababa de renacer. Las historias del clan se desplegaban ante él con relativa facilidad, las épocas de gloria, las ideas de grandeza y como todos se sometían y doblegaban ante su poder. Y tampoco le costó comprender los secretos más ocultos, ni aprender a dominar las artes y disciplinas que le eran enseñadas.
La primera guerra mundial pasó con relativa tranquilidad para ambos, quien encerrados en su decadente escondrijo y rodeados de todo un equipo de esclavos mortales, siguieron dando rienda suelta a sus atroces actos y a sus interminables estudios que se prolongaban indefinidamente a lo largo de los años, mantenidos por el incondicional miedo que las gentes del desdichado pueblo sentían por sus crueles amos. Lo cual les permitió a ambos adquirir un gran nivel de conocimientos, demostrando Samael, que era un talentoso aprendiz y un aun mejor maestro en ocasiones.
Pero nada es eterno y todo tiene un fin, y este fin llegó al estallar la segunda guerra mundial cuando los fuegos de la guerra llevaron la destrucción a su pequeño pueblo. En un principio, pensaron que los campos de concentración serían una buena oportunidad de estudio y de obtención de individuos vivos para sus experimentos y por ello desde un primer momento mostraron simpatías con el régimen nacionalsocialista alemán, pero solo en principio, ya que con el avance de la guerra, la situación se volvió insostenible y no quedó otra solución que emigrar, muy a pesar de los deseos y tradiciones de los territoriales tiranos Tzimisce. Dejando al más absoluto abandono el castillo Balaur y embarcándose en un viaje que le llevaría a su nuevo hogar. Su Sire no logró sufrir su misma suerte pues encontró la muerte durante la desesperada huida, a manos de tropas soviéticas en el Octubre de 1944, dejando de este modo solo y libre a su joven y a la vez experimentado vástago.

viernes, 3 de agosto de 2012

Esperando


Esperando a que arranquen el alma de mis ojos,
a que el viento barra con violencia mi mirada.
Esperando la llegada del señor de los despojos,
que reclame los pedazos de mí sangre abandonada.

Esperando que la vida me regale un suspiro,
que alimente mis sueños de papel y de cristal.
Chantajeando a la muerte en mi último respiro,
comprando con besos y caricias un día más.

Maldice, se lamenta y acusa sin piedad,
portadora de la guadaña del ocaso,
¿A qué estas esperando de verdad?

Esperando a que la brisa bañe mi mirada,
a que el viento de nuevo me haga volar
Esperando a sentir mi alma enamorada,
y nuevamente atreverme a soñar.


Esperando a que la espada luche por la vida,
por sentir una batalla de placeres encantados.
Esperando a renacer de mi alma abatida,
muriendo por sentir tus besos enamorados.