martes, 26 de noviembre de 2013

Soldado de Dios

Una sonrisa se dibujó en su empapado rostro... pero, no era la seguridad falsa y arrogante que le proporcionaba su espada tintada en sangre lo que causaba su sonrisa, ni siquiera la casi blasfema maldición que profería su mirada al contemplar como el Infierno se desataba en la Tierra, sin duda, aquella era la vana sonrisa del loco desesperanzado frente a los ojos de la muerte.

A diferencia del árido y seco desierto, en aquel abandonado rincón del mundo la lluvia avasallaba la tierra de una forma violenta e imperecedera. Casi parecía que toda la enfangada superficie del suelo sobre la que erigían sus pies iba a sucumbir ahogada por aquella tempestad cruel e insaciable.

Sabía que aquello no era Jerusalén, había pasado mucho tiempo desde que dejara atrás la ciudad santa para caer en la condenación del tormento en vida. Pero, ¿Quien era él, no juez si no verdugo, para contrariar la voluntad de Dios? ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar por cumplir los designios divinos? Haría llover sangre infiel del cielo, para con paciencia esperar humildemente la recompensa eterna, la justicia universal. Pero aquellos no eran infieles, su tabardo blanco y embarrado aun portaba el emblema de la cruz negra, pero aquellos infelices... aquellos no eran paganos ni infieles, eran sus hermanos, eran iguales ante una misma fe y sin embargo la sentencia divina retumbaba en su mente; muerte para todos.

Dudó por un segundo, el trueno retumbaba en la distancia y el sonido de la lluvia era ensordecedor, pero él se mantenía sordo y ajeno a cuanto ocurriera a su alrededor. Sus dedos sostenían firmemente su herramienta de acero y muerte como si de una prolongación más de su cuerpo se tratara. Era casi grácil, con gran sensualidad, la forma en la que las diminutas gotas de agua resbalaban zigzagueantes a través del acero, tiñéndose escarlatas a su paso para precipitarse desde su afilada punta hasta el anegado suelo. Y justo en ese preciso instante en que una cota tinta en carmesí golpeó la tierra, cuando dudó; dudó de su cometido, dudó del precio de la vida, del coste de la muerte, dudó de Dios y de su infinito amor a sus hijos humanos... pero sobre todo, dudó de si mismo, de su propia voluntad que ahora se desmoronaba sobre el húmedo campo de batalla, ¿Era aquella forma de cumplir sus sueños? Aun cuando el olor a sangre y a masacre lo impregnaba todo, él se paró y dudó, tal vez el diablo había sembrado su semilla en él en ese preciso instante, pero bastó un segundo de reflexión para comprender la futilidad de toda una vida... y lloró, derramó sus lágrimas como un niño, como el cielo derramaba las suyas sobre la calada tierra. El peso de la vida, el beso de la muerte, en ese mismo instante su alma cayó, sollozante y desnuda, en el Infierno... y lloró como jamás lo había hecho.


martes, 19 de noviembre de 2013

Entre Agua y Vapor

El vapor del agua caliente se elevaba reduciendo los cristales a poco más que una maraña de niebla impregnada y abrazaba los cuerpos desnudos como un manto de humo, vago reflejo del líquido cristalino que fue. El agua caía sobre ellos como una cálida y dulce lluvia purificadora, mientras, tras el húmedo cortinaje, las manos buscaban desesperadamente encontrar algún pequeño fragmento de piel que acariciar sensualmente. Los besos se creaban y destruían en el mismo instante de sus concepción, era una simbiosis perfecta de dos bocas, de dos lenguas que se unían en una lujuriosa danza de amor, pasión y mucho deseo.
Aquellas caricias sabían donde buscar, conocían los secretos del placer y los caminos que desentrañaban los misterios de orgasmos prometidos aun por llegar. Y encontraban su ansiado premio al otro lado de varios centímetros de empapada piel. Lentamente pero con decisión acariciaban sus sexos en una orgía de la que solo ellos y sus profanos besos bajo el aluvión de gotas cristalinas eran cómplices.
El deseo dio lugar al placer y este pronto acabó por unir los dos cuerpos en uno solo, una única maquina generadora de intensas emociones. La piel se erizaba ante la sensación de plenitud. Ella sentía su cuerpo completo, lo sentía dentro de si y él podía captar esa unión con cada una de las profundas penetraciones que hacía en su templado cuerpo. Ambos se estremecían descontroladamente, mientras que el sonido del agua apagaba sus gemidos entre una cascada de vapor blanquecino y humedad pegajosa.
Se sentían parte el uno del otro, sentían como sus sexos se unían, como el éxtasis de la lascivia se hacía carne a cada una de las ahora violentas incursiones de él dentro de ella. Con cada nueva sacudida ella sentía vibrar cada fibra de su ser, nada más era capaz de sentir; ni el agua cayendo por sus suaves pechos, ni el aliento de él sobre su espalda, si siquiera los pequeños mordisquitos que sensualmente dejaba caer sobre sus hombros, no, solo sentía el trance hipnótico y el frenesí placentero de aquel momento, la unión perfecta.
El ritmo se aceleró de forma peligrosa, las convulsiones hacían presagiar el final de aquella maravillosa experiencia, al tiempo que los gritos se hacían tan fuertes y profundos que ni siquiera el ensordecedor sonido del agua cayendo era capaz de acallarlos.
De pronto, toda aquella húmeda escena llegó a su clímax, ella apagó sus gritos por unos segundos, contuvo la respiración de forma repentina y acto seguido dejó exhalar un sonoro gemido que se unió al que produjo de él. Habían luchado por esto y lo habían alcanzado, el premio final, un profundo, sensual y cálido orgasmo que se apoderó de sus cuerpos nublando totalmente sus sentidos externos.
Tras aquellos eternos y dulces minutos, ambos se mantuvieron juntos bajo el torrencial ataque del agua caliente y el poder del vapor sobre su piel, besándose, amándose, purificando sus almas en una eterna lluvia de finas gotas de cristal en un enorme mar de niebla.


martes, 12 de noviembre de 2013

Poemas Haiku I

Una breve recopilación de poemas haiku escritos por mi en los últimos días, junto a una imagen y un poco de música tradicional de flauta Shakuhachi japonesa:

El amor vive,
hojas secas otoñales,
en la tormenta.

Muerte de una flor
en las gotas de lluvia.
Noviembre muerto.

Invocar dioses.
El destino de todos
pende de un árbol.

Cuernos de ciervo
rompen olas del bosque
cazando ninfas.

Jueves nublado,
niebla sobre su cumbre,
se siente solo.

Hay ramas rotas
en el corazón del sol
cuando hay lluvia.

El viento norte
agita las almas en
noches de luna.

La araña caza
los sueños de los dioses
en su tela azul.

Ángeles con las
alas de mariposa
viven la muerte.

Grito de cuervo
bajo el canto del viento.
Ríos de sangre.

Corazón frío.
La nieve en primavera
hiela la piedad.

La luz sobre mí,
como una mancha blanca,
mi alma quema.

El tigre muere,
siempre la flor renace;
pero el viento es eterno.

La espada de Dios
corta el silencio nocturno;
cantan los grillos.

Si creyese en Dios,
el árbol disfrutaría menos
de cada gota de lluvia.

También la mosca,
atrapada en la tela,
reza a la araña.

La hierba brota
hasta en la tierra yerma
por fe en la lluvia.

De las semillas 
nace siempre la vida
al morir solas.

Dulce resplandor
de la llama en la noche.
Beso nocturno.




lunes, 9 de septiembre de 2013

Mentiras Verdaderas

"Escribir es el arte de colocar palabras bellas en los lugares adecuados. Combina, enmaraña, teje una red de mentiras verdaderas, de verdades mentirosas que dibujen un lienzo a través del cual dejes volar tu imaginación y lo que es más importante, la imaginación de aquel que te lee."


sábado, 7 de septiembre de 2013

Fée Verte

He vuelto a volcar el vaso sobre los escritos, con esta van tres veces ya. Me tiembla el pulso y apenas puedo escribir sobre el papel; está muy húmedo, rezuma alcohol por cada poro. Este olor a absenta no se irá fácilmente y presiento que estoy malgastando la tinta, la tinta... y mi dinero. Este es ya el último pago que malgasto persiguiendo al dragón, creo que ya acabó eso de comprar atisbos de genialidad con el dinero de mis encargos y más aun cuando ni siguiera puedo pasar de esta condenada línea.
Frente a sí se encontraba un descolorido folio de papel color café, con una oscurecida mancha provocada por la infame hada verde, sobre el que se dibujaban unos simples versos:

"Si tan solo pudiera de este tormento despertar,
rasgar la realidad de mi demonio interno,
sangrar gota a gota de mi placer eterno,
y desplegando mis alas desde la oscuridad volar."

Escapar, huir, volar de aquel lugar era lo único que se me pasaba por la mente, pero ¿Por qué? ¿Huir de donde? ¿De esa vida de mal vivir y negocios clandestinos con traficantes de versos rotos, de ese escritorio empapado en los restos de la droga esmeralda, de ese descolorido papel escrito como si de un acertijo propiciado por los vapores de oriente se tratase? ¿Qué maldita cosa debía hacer?

Un duro golpe de mi puño retumba en toda la estancia, un pequeño cuarto apenas iluminado por una tenue vela sobre el escritorio que trazaba las distorsionadas y esperpénticas sombras chinescas de la frustración de un escritor sobre una hija de papel.
Derrotado por la falta de inspiración, cuantas veces había padecido la humillación de la derrota ante tan monstruoso enemigo, cuantas veces habían sufrido sus sueños al ser sacrificados.
Un momento, ¿Sueños? Eso es, lo tengo, lo descubrí, tengo la esencia, voy a escapar de este lugar, o de este estado, no se muy bien como llamarlo, pero voy a largarme de esta espantosa y diabólica oscuridad.
Un papel marcado con unos versos, introducido en una malgastada botella del hada verde, un poco de fuego, la chispa que puede proporcionar una tenue vela en un oscuro cuarto... et voilà!
Una gran llamarada de refulgentes llamas verdosas que se alza inundando todo el escritorio. Si, lo necesitaba, necesitaba escapar, necesitaba morir para salir de ese lugar.
Y desperté sobre la mesa de mi verdadero escritorio, envuelto en sudor. Un trago de absenta me aclaró las ideas, unos trazos de tinta me dieron el sustento, luego mi mano simplemente se limitó ha plasmar la inspiración.


jueves, 5 de septiembre de 2013

A Través Del Espejo.

-La vida es un espejo-. Concluyó el anciano a la vez que se mesaba la barba. -Te devuelve reflejado aquello que realices-.
-¿Y como se pasa al otro lado del espejo, abuelo?-. Preguntó intrigado el niño que, con la mirada de la inocencia infantil, contemplaba el rostro de aquel señor mayor.
-¿Y por qué alguien querría pasar al otro lado?-. Respondió retórico el abuelo.
El niño de cabellos rubicundos se quedó pensativo unos instantes.
-Pues... para ver como es el mundo al revés-. Respondió inocente.
-¿El mundo al revés?-. Preguntó el abuelo con cierta intriga.
-Si, los espejos muestran la imagen al revés-. Dijo el niño sonriente. -Así que dentro del espejo el mundo debe ser al revés; los hombres hacen la paz en vez de la guerra, cada vez hay menos hambre, el amor triunfa sobre la muerte y los sueños se hacen realidad: El mundo al revés. Yo quiero ver el mundo al revés, ¿Como se puede pasar al otro lado del espejo, abuelo?-.
El anciano se quedó asombrado ante las palabras que decía su nieto y por un momento no supo que responder ante tan noble, aunque imposible, planteamiento.
-Veras pequeño, para ir al otro lado del espejo, al mundo al revés, tan sólo debes plantarte frente al espejo y decirle a tu reflejo: Voy a ser un hombre al revés. Y actuar como actuaría un hombre del mundo al revés. Hacer la paz en lugar de la guerra, no dejar que el hambre avance, perseguir el amor y la felicidad y hacer realidad los sueños. Así poco a poco, cada vez estarás más cerca de estar al otro lado del espejo-. Respondió sonriente y orgulloso el abuelo.
-Ser un hombre al revés-. se dijo para si el niño. -Ser un hombre al revés-. Volvió a repetir a la vez que salía corriendo alegre en busca de un espejo en el que mirarse y dejando a un meditabundo anciano.
-Ojalá hubiera más hombres al revés-. Suspiró para sí aquel desgastado soñador mientras se mesaba la barba.

jueves, 29 de agosto de 2013

Desterrado del Edén

¡Qué hermosa melodía fue negada en el Edén, 
Que perfecta fantasía arrebatada con dolor! 
De confusión herido fue a expulsar con desdén, 
A su más bello ángel, Dios, de los brazos del amor. 

¿Por qué me condenas al horror que ambos sufriremos? 
Jugando a ser dueño del deseo y del ardor, 
Profanando lo único que ambos juntos poseemos, 
Arrancándome del pecho mi fuego interior. 

Si me privas del amor, de mi cuerpo enamorado, 
Te Juro, por lo vivo y por lo muerto, destruir tu corazón, 
No parar hasta que tu espíritu yazca olvidado, 
Y Arropado por diablos de tu infierno sin compasión. 

Tú, dios de madera, falso profeta del amor, 
Tú que otorgas y arrebatas a placer y voluntad, 
Yo maldigo y te condeno al dolor abrasador, 
De una vida mancillada con traición y soledad. 

Y ahora marcha, cuervo vetusto portador de la maldad, 
Que a tu paso no dejes pluma alguna de tu vuelo, 
Bastante desterraste tu bello ángel a la terrible oscuridad, 
Suficiente ya privaste a tus hijos de tu cielo.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Gehena

-Si sigue fumando de esa manera acabará usted muerto-. Dijo el camarero al otro lado de la barra.
El humo del cigarrillo se elevaba como una nube de tóxica melancolía que penetraba en el viciado ambiente nocturno de aquella profanada iglesia de alcohol y decadencia.
-¿Acaso no estamos todos muertos ya?-. Se dijo a si mismo en voz alta mientras exhalaba una bocanada de ácido vaporoso hacia el rostro inamovible del aquel camarero que se limitó a servir una copa de Whisky doble a su amargo interlocutor.
-Pues a este fragmento de muerte invita la casa-. Dijo con una sincera sonrisa. -Si planea matarse, quiero ser participe de ello-. añadió lanzando una mirada de falso interés. -El mejor trago que probará a este lado del purgatorio, se lo aseguro-.
-Esto es el infierno-. Respondió llevándose el vaso a los labios y tragándose el contenido de un solo sorbo. Acto seguido volvió a encenderse un cigarrillo.
-Se equivoca-. Dijo el barman mientras servía otra copa bien cargada de aquel licor. -Esto solo es la preparación, la melancolía, recordar sus fracasos, sus pérdidas, recordar que es usted infeliz una y otra vez-. Empujó el vaso hacia el fumador compulsivo. -El verdadero infierno será querer morir y no poder hacerlo-. Añadió sonriendo.
Al oír aquello hizo una mueca de resignación disfrazada de ingenuidad. Apartó el cigarrillo de su boca y engulló el Whisky de un solo trago, notando como este quemaba su garganta. Se fumó de una sola calada el resto del cigarrillo y metiéndose la mano en el bolsillo interior de la chaqueta, desenfundó un viejo revolver.
-Vamos señor, esta noche solo acaba de empezar-. Dijo con desgana el camarero mientras echaba mano a la botella de licor que parecía no acabarse nunca.
-Al infierno con el infierno-.Y un sonido de disparo retumbó en el concurrido ambiente, el sonido de una bala perforando el cráneo y los sesos de un fumador compulsivo, de un alcohólico nocturno, que se desplomó sobre la barra empapando todo en una espesa y herrumbrosa sangre.
-Aun se muestra usted persistente-. Dijo el camarero sirviendo otra copa junto al cadáver. -Si sigue fumando de esa manera acabará usted muerto-. añadió el camarero al otro lado de la barra.
El humo del cigarrillo se elevaba como una nube de tóxica melancolía que penetraba en el viciado ambiente nocturno de aquella profanada iglesia de alcohol y decadencia...


lunes, 5 de agosto de 2013

Donde Habita la Bestia

Tras los muros de mi cruel perdición,
hallé, ennegrecida, cada gota carmesí,
púrpuras las huellas dejadas con razón,
deslucidos los desgarros, viles, tras de mi.

Imprudente descendí de la bestia al hogar.
Por azar o por fortuna acudí a su encuentro,
donde las llamas danzan osando desafiar
de Dios, oculto tras los arcángeles, el rostro.

Donde la señal de la cruz es vano refugio,
para necios soñadores cazadores de quimeras.
Donde los muertos olvidados elevan su efugio,
invocando del demonio las palabras verdaderas.

Allí vio mi vida, desgraciada, su final alcanzar,
para encontrar, blasfemos, los besos profanados.
Cuando al correr la sangre de mi a escapar,
Renací, negro ángel, de los versos embrujados.

martes, 30 de julio de 2013

Como Lobo

¿Preguntas que si permito el roce de tus labios?
Que lo otorgas a mi impura alma en forma de regalo,
más sin menester de perdón o permiso ven a los ebrios
de tu tu amor labios y entrega en ellos tu beso perfumado.

Que tu amor se oculta en el fondo de una oscuridad,
que ilumina la razón de mis alegrías más sinceras,
ese amor al que haré volar hasta rozar la inmortalidad.
¿Flotar? Surcar, desgarrar las realidades perecederas.

Ascender de los restos de una vida apagada,
alcanzar los pedazos de los sueños prometidos,
dejar la maquinación de la tristeza olvidada,
vivir uno a uno cada palmo del amor a rugidos.

Arranca como lobo la amargura de mi alma
convierte de mi cuerpo el veneno en canción,
que arrastre huracanado el viento de la calma,
limpiando púlcramente los rincones de mi corazón. 



lunes, 15 de julio de 2013

Solamente Tú

Mírate, estas aquí rodeada por los sentimientos más profundos, iluminada por la suave luz que solo la Luna es capaz de ofrecer, arropada por una de las personas más tontas y estúpidas que existen en el mundo, pero que a la vez es una de las que más te quieren de la forma más sincera y honesta posible. ¿Podría acaso haber algo mejor? La Luna y su Lobo.

Quizás existan cosas que a veces nos hagan daño, quizás existan personas dispuestas a destruir todo lo que hemos construido juntos, pero hay una cosa que es pura y verdadera, tan verdadera como el azul del cielo o la calidez templada de los rayos de sol al amanecer. Y esa cosa es que te quiero con locura, te amo hasta morir y sé que tú también me amas muchísimo. Construyamos pues alrededor de eso nuestro pequeño refugio. Poco a poco, lentamente y paso a paso andando firmemente sobre unas bases sólidas de unos sentimientos seguros.

No siempre hay que dejarse guiar por la razón, a veces es mejor dejarse guiar por el corazón, por aquello que sentimos. Yo al menos es lo que he hecho en todo momento.
Y claro que he tenido miedo de equivocarme, claro que he tenido miedo de precipitarme y de no estar haciendo lo correcto. He tenido mucho miedo de estar haciendo algo de lo que luego me arrepintiera. Pero entonces me sentía a tu lado, tocabas mi alma, mirabas mi espíritu y entonces lo sentía todo, sentía alcanzar el cielo con mi alma y me decía a mí mismo: “lucha por ella, que no te importe lo que digan los demás, que no te importe cuan duro sea el camino, que no te importe lo que esté bien o mal, porque esto que sientes estás más allá del bien y del mal, porque mil millones de sentimientos gritando a la vez que te aman, no pueden estar equivocados”. Y entonces ese miedo desapareció, fue sustituido por la más puro y sincero sentimiento amoroso, que me acompaña cada segundo de mi feliz vida a tu lado.

Y esa es la base que he tomado para luchar por ti todo este tiempo, una certeza absoluta como es el que te amo más que a nada en el mundo y más que a todo. Y por eso he actuado siempre así contigo, por eso he hecho todo lo que he hecho por ti, porque te amo, porque te mereces todo lo que pueda darte y estoy dispuesto a dártelo todo. Por eso lucho por que al final del día puedas irte a la cama con una sonrisa, por eso trato de enamorarte a cada segundo, por eso cada vez que pienso en ti o tu nombre me viene a la mente, se me pone cara de bobalicón. Sencillamente porque te amo y por ello estoy dispuesto a sacrificarlo todo, todo mi mundo por un beso una sonrisa y un te amo de tus labios en mis oídos.

El mundo puede estar loco, pero yo estoy convencido de lo que siento y por muy oscuras que sean las nubes, siempre sale el sol, y si no sale lo sacaremos a la fuerza, porque sea cual sea la dificultad que nos atenace, la superaremos juntos, no pienso dejarte sola nunca, jamás de los jamases, porque para algo eres mi pequeña Luna, mi otra mitad de este puzzle que es mi alma. Y eso mismo soy yo para ti.

Estás aquí, después de haber leído todo esto, junto a este idiota que te compaña en todo momento y que te estará mirando el alma y sonriendo con su cara de tonto enamorado, preguntándose que sentimientos estarán pasando por tu corazón y aunque no se lo digas, él fantaseará con ellos, con tus pensamientos y con tus labios que ahora permanecerán parados mientras lees estas últimas líneas de esta carta…

Esto es la declaración sincera de lo que siento por ti, es la declaración sincera de que me da igual el mundo y de que me da igual que la razón me diga tonterías… sencillamente, ¿Qué importa? Nos merecemos ser felices. El momento es nuestro, la vida es nuestra y nos queremos, qué más da que el mundo arda solo por tener tus labios una vez más…

domingo, 14 de julio de 2013

Mi Ángel

Despierto de mi sueño descubriendo la verdad
que el destino bendijera a mis ojos con tus alas,
con los besos sanadores de un angel de bondad,
con la calma plancetera que en mis noches me regalas.

Alimentas con tu boca los suspiros de mi piel
que se tuerce entre gemidos y orgasmos de fulgor,
fulgor que desprende la belleza de tu miel,
que broncea cada palmo de tu cuerpo con su olor.

Y heme aquí muriendo por tus dulces besos,
que por probar tus labios mi vida vendería,
cada fragmento de mi alma, de mi ser y de mis huesos
jurando enamorados que jamás te perderían.

Tú que robas de mis sueños el reposo,
trasformando su esencia en pedazos de pasión.
Tú que luchas a diario contra mi destino ominoso,
haciendo a cada una de tus palabras latir mi corazón.

Continua luchando, peleando por tus ilusiones,
continua cabalagando contra el viento junto a mi,
Pues mi espada luchará contra monstruos y dragones,
haciendo de tus sueños realidades para ti.


martes, 14 de mayo de 2013

Equinox

El alma oculta lo que la magia rige
En la impenetrable noche del bosque de su mundo.
Salvaje hojarasca que fiera se erige 
bajo el espíritu olvidado de un abismo profundo. 

Escucha si puedes, etéreo el silbido en el viento,
de saetas de infortunio que cabalgan sin temor.
Escucha si puedes, ardientes del encantamiento,
las palabras que entretejen el camino purgador. 

Allí encontrarás entre las danzas de la muerte,
el claro de luna con la chispa de lo eterno.
Allí que impenetrable se haya a su suerte,
encontrarás perdida la llama de su infierno. 

Equinoccio de un fuego de destellos azulados,
que refulgen impregnando las sombras de zafiro.
Dispara la flecha hacia combates olvidados 
y su bosque morirá renaciendo de un suspiro.



domingo, 12 de mayo de 2013

Silvermoon

Duerme, duerme, susurrábame la diosa luna,
regalándome la fugacidad de su argéntea mirada,
que los vientos de la noche forjarán tu cuna
con los sueños recordados de una vida inventada.

¿Cómo dormir bajo tal luz fría y ardiente
que mi pecho inflama con el brillo de su plata?
Si no hay razón que mi locura alimente
el deseo de una vida que a mis sueños mata.

Y soñaba que moría entre gozos y lamentos
cantando una canción que nadie más oía,
yaciendo olvidado entre brumas y tormentos,
relatando los secretos que nadie más veía.

Pero he ahí que las llamas acuden a su encuentro
cual brujas enamoradas de los labios de los muertos,
trazando con los lobos aullidos en el firmamento,
poblando carmesí de mi yerma mente los desiertos.

Fugaz fue el recuerdo de una noche de invierno,
el despertar entre gritos ahogados en sudor
encontrar bajo la luna de mi alma el hielo eterno
fundido por la plata y de mi sangre el ardor.





domingo, 24 de marzo de 2013

Había una vez un sueño


Al filo de la noche suplicábale a la Luna,
cansado de los besos con demonios ya pactados,
rogándole a los hados pidiéndole a las runas,
mostrasen por piedad unos labios antes soñados.

Y al filo de la noche escuchábale la Luna,
derramando de sus ojos la pureza del cristal,
marcando los compases de una canción de cuna,
que arropaba su silueta con la lluvia inmortal.

Y fue entonces que sus ojos alcanzaron a vislumbrar,
las alas de aquella ser prisionera de la oscuridad,
dulce ángel caído a la que soñaba con rescatar,
con besar sus dulces labios con delicada suavidad.

Y soñar que batallaba con dragones por su amor,
desgarrando de su pecho las tinieblas de su alma,
luchando por pasiones con fiereza y con valor,
elevándola a los cielos en su bella y perfecta calma.

Y así, dichoso enamorado, el caballero le juró:

“Y el acero más valiente protegerá tu corazón,
del frío en la noche y de la soledad el rencor.
Desterraré, te lo prometo, del sueño de la razón,
a esos monstruos engendrados portadores de dolor”.

Y el valiente caballero descubrió lo que es morir,
por uno solo de los trazos que formaban su mirada.
Luchando con su sangre por sus sueños ver cumplir,
por vivir junto a su alma de su sonrisa enamorada.

Guarda para ti los secretos de esta historia,
fragmentos de la magia de los sueños más oscuros.
Guarda en tu alma los pedazos de memoria,
que abrirán los senderos de los besos más puros.

Pues tú y solo tú eres la dueña de este cuento,
del que tan solo unos versos he empezado a relatar.
Yo te ofrezco mi cuerpo, mi mente y todo mi aliento.
Tú debes decidir cómo esta historia ha de continuar…


lunes, 4 de marzo de 2013

Redhead

Susurros en la noche de secretos mal guardados,
que se mezclan y enrevesan entre trazos de pasión,
de los labios prometidos y los besos ya robados,
de los versos olvidados que alimentan mi razón. 

¿Oyes a los lobos gritándole a la luna?
Tatuados de placeres, suspirando a tu regreso.
¿Oyes a los cuervos llorándole a la luna?
Mientras caen enamorados presas de tu beso. 

Hechizos o milagros de los ángeles caídos
que se burlan de los dioses y su débil creación
mientras caen embrujados de tus ojos, abatidos,
con pedazos de belleza en su ebrio corazón. 

Tiñe la mirada con tu sueño más profundo,
continúa enamorando con tus ojos a la muerte,
recuerda que existen tan solo en el mundo,
quienes viven cada día muriéndose por verte.


lunes, 25 de febrero de 2013

Noche de Melancolía

Corazones de cristal fragmentados en pedazos,
de pasados sin futuro, de presentes sin pasado.
De las gotas de una lluvia dibujadas entre trazos
que se escapan fugitivas de un rostro ya ahogado.

Ebrios de melancolía los sueños olvidados,
recreando profecías que no fueron ni serán.
Promesas incumplidas y besos traicionados,
apuñalando los recuerdos que ya no volverán.

Rugirá fulgurosa con violencia la tormenta,
con sus rayos profanados repartiendo decadencia.
Entre noches infernales manteniéndote despierta,
suplicándole a la muerte por un poco de clemencia.

Y no hay Dios alguno capaz de dar calma
a las heridas de este mi corazón moribundo,
capaz de al diablo vender mi alma,
para que en llamas las lágrimas contemplen al mundo.

Y llega la hora aciaga cuando recuerdo con melancolía,
ahora que en mi hora el cuervo se posa sobre Palas,
que toda esta vida fue siempre una triste fantasía,
de un niño que siempre soñaba con tener alas.




martes, 12 de febrero de 2013

Lobos


Espectros evocando las historias del pasado,
de besos profanados y enemigos olvidados,
de los cuerpos que una vez fueron torturados,
de criptas y de bosques nunca antes recordados.

Aullidos en la sombra, garras en la niebla,
corre, corre, gime, llora y tiembla.

De la sangre el fluir impacienta a los lobos
que se tuercen y retuercen imbuidos en dolor,
y crepitan ya sus almas danzando como locos,
pues tu carne alimenta su furia y su rencor.

Macabramente sabios, perfectamente bellos
corre, corre, tu vida es ahora de ellos.

Enamorados del crujido de los huesos en invierno
y los pasos que se agitan temblorosos en la bruma.
Desgarrando los pedazos de las almas del infierno,
tiñendo de lujuria la sonrisa de la Luna.

Desgarros en la carne, heridas en el alma,
corre, corre, intenta mantener la calma.

Corderito asustado separado del rebaño,
¿Crees acaso que es escusa el ser humano?
¡Sigues siendo en estos bosques vil extraño,
que se arrastra y gimotea cual gusano!

Ojos en tinieblas muriéndose por verte,
corre, corre, a tu cita con la muerte.

Fantasía de arrogancia, el creerte cazador,
corre, corre, que la muerte escogerá su vencedor.


miércoles, 30 de enero de 2013

Pandeísmo y Libertad: Podemos ser Dioses


El Pandeísmo sostiene filosóficamente, que aunque Dios es el creador del universo, este no existe de forma independiente al mismo. Es decir que Dios mismo se transformó en el propio universo para crearlo, siendo de este modo el creador y la creación a la vez, y dejando de existir como una entidad al margen. Esto hace que Dios no pueda ser alcanzado por medio de la fe ni por medio de ningún otro medio humano, tan solo puede ser conocido o investigado mediante el uso de la razón y la ciencia.

De este modo, Dios no puede haber intervenido en el universo (tal y como afirman las religiones reveladas), ni puede hacerlo en el tiempo presente, ni en un tiempo futuro, de ninguna de las maneras posibles que relatan las religiones (revelaciones, profecías, milagros, etc.), las cuales serían tan solo formas de pensamiento organizadas en torno a una idea inalcanzable, Dios. Y con un único método de alcance pretendido, la fe.

En la práctica esto se traduce en una ausencia moral en el mundo. Al igual que la visión de Nietzsche del mundo al decretar la muerte de Dios, así nuestro Dios también ha muerto (o más bien autodestruido), lo que ha dejado un importante vacío ético-moral en el ser humano, ya que los argumentos morales y las leyes éticas establecidas por la religiones como normas realizadas por Dios y universalmente válidas, no son de ese modo en forma ninguna. Esto puede resultar angustiante y temeroso, un mundo hostil donde no hay conciencia del bien y del mal, donde todos los seres humanos están perdidos sin una guía. Pero nada más lejos de la realidad, pues esto significa la completa y absoluta libertad del individuo, una libertad que se construye en niveles morales y de pensamiento.

Es precisamente aquí donde radica la dificultad de la libertad humana, porque ser libre implica sacrificio, es decir, ser libre implica una gran responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros. Si somos completamente libres, también somos completamente responsables de nuestros propios actos, al cien por cien. Esto genera en parte la angustia de la libertad y es lo que hace que muchas personas no deseen ser libre y prefieran dejar sus vidas sometidas a algo o a alguien que les guie y marque su camino a seguir, porque de este modo es más fácil para ellos. Ideologías, movimientos religiosos y políticos, gobiernos, toda una serie de instituciones creadas por el hombre, ante las cuales se subordina el propio hombre, cediendo parte de su libertad y con ella su responsabilidad. En ellas serán guiados por alguien (líderes espirituales, políticos, jefes, etc.) y por algo (códigos de conducta, normas éticas, etc.). Siendo de este modo más fácil para ellos la vida y el pensamiento, ya que se sienten a salvo, con un destino que cumplir y sin responsabilidad sobre sus hombros.

Es precisamente esta responsabilidad, que se pretende evitar, la que garantiza que nuestros actos no acaben convertidos en desordenes de nuestro propio sistema de valores y es por ello que siempre se buscan escusas que oculten nuestra libertad y por consiguiente que nos eximan de la responsabilidad consecuente: “Yo actué así porque seguía ordenes… Porque la ley dice esto… Porque es lo que está bien visto o mal visto…”. Cuando en realidad, actuando de ese modo solo pretendemos engañarnos a nosotros mismos con algo que en nuestro interior sabemos que no es cierto.

En contra partida, las personas que sumen su propia libertad y responsabilidad, se convierten en dioses. Pero no en dioses prepotentes capaces de hacer y deshacer a voluntad en un mundo libre, sino que convertirse en dioses significan que ellos mismos pueden crear para sí una serie de nuevos valores y de leyes éticas propias para ellos mismo, en otras palabras, se convierten en sus propios dioses, en sus propios amos de su vida y su destino. Crean su propia moral, su propio código y sus propias leyes y lo hacen asumiendo la completa responsabilidad de sus propios actos. Y de este modo, es como nosotros, partículas insignificantes de ese mismo Dios originario que se autodestruyó para crear el universo, nos transformamos en dioses completos capaces de controlar nuestras vidas, crear, y ser conscientes de que podemos llegar a ser cuanto deseemos.

Esta libertad aumenta de forma directamente proporcional al conocimiento que poseemos. Cuando más conocimiento tenemos más libres somos, puesto que más opciones conocemos y más y mejores decisiones podemos tomar. Es por ello que todo conocimiento y acto de aprendizaje es de vital importancia en nuestro desarrollo personal como personas libres. Esto nos ayudará a mejorarnos a nosotros mismos y por consiguiente a mejorar el mundo, haciendo del mismo un lugar mucho mejor para todos.


miércoles, 23 de enero de 2013

El Cuervo y la Rosa


Existen muchas historias sobre lugares oscuros y sombríos en el viejo mundo, lugares donde los vientos de la magia se arremolinan haciendo bailar a los muertos bajo el fulgor mortecino de la noche, lugares donde las brujas se reúnen en sus depravados aquelarres en honor a Morrslieb, la luna negra. Sin embargo, pocos lugares conservan aun hoy en día una leyenda viva tan funesta como Silverain, en Bretonia, donde aún se respira el tenue viento de la muerte llamando a las casas de los campesinos al caer la noche.
No existe campesino alguno que ose aventurarse fuera de su hogar cuando cae la noche, pues siniestras apariciones rondas las calles de la cuidad maldita, recorriendo cada esquina e invadiendo cada rincón, desde el cementerio hasta los bosques aledaños a Silverain. Con la última campanada que indica la llegada del atardecer, los jornaleros dejan sus herramientas y se apresuran a volver a sus hogares, tal solo las efigies desgarradas de los espantapájaros permanecen en pie al caer la noche, vigilando los campos y protegiendo los viejos molinos ante un mal silencioso que parece reptar entre la neblina de la noche, rehuyendo la luz de las antorchas y fogatas.

Pero esta no fue siempre una tierra maldita, hubo un tiempo en el que la ciudad se erigía orgullosa como símbolo desafiante de honor, opulencia y majestuosidad, gobernada por el señor, Robert de Silverain. La ciudad gozaba de buena reputación y de ampliar riquezas, los estandartes brillaban al sol de un verano que parecía no tener fin. Más no todo eran alegrías para las gentes y gozos para los señores, pues había algo que el señor de la ciudad deseaba y que por mucho que lo intentaba jamás conseguía, deseaba por encima de todo un hijo, un heredero varón que heredase su fortuna, título y posesiones. Pero la vida es a veces caprichosa y el destino muy cruel, de modo que la suplicas que el señor de Silverain elevaba a la dama del lago eran vacías, inútiles y carente de respuesta. Dispuesto a todo por conseguir sus propósitos, rompió sus sagrados votos de caballero y pidió ayuda a una bruja, una adoradora de la luna negra y practicante de las artes oscuras, de modo que si la diosa no era capaz de darle un hijo, los vientos de la magia se lo engendrarían.

Y así fue como el noble caballero, cegado por el deseo enfermizo de conseguir un heredero varón, se dejó engañar y seducir por aquella hechicera, con la que yació, para deshonra de su propia esposa. Una esposa que falleció de unas repentinas fiebres al poco tiempo de llegar la hechicera al castillo.
Los rumores comenzaron a circular por toda la ciudad y los cuervos se agolpaban sobre las ramas de los árboles y sobre los tejados de las viejas casas, los tiempos no auguraban nada nuevo, la señora del castillo muerta y una bruja ocupando su lugar junto al señor de Silverain, casi parecía que la demencia había inundado la mente del viejo señor del castillo.

Fue entonces cuando el joven William nació, de la unión de un caballero y una hechicera surgió un niño de rubios cabellos, pálida piel y un azul helado por color de ojos. Un niño destinado a convertirse en el futuro señor de Silverain, un niño que ya desde temprana edad mostraba poseer un carácter violento, vil y egoísta. No en vano, asesinó a su mejor amigo a la edad de doce años, tan solo porque este le había ganado en una competición de juegos, y debido a su noble origen, jamás vio castigo alguno por su actuación.
Las cosas parecía ir de mal en peor para los campesinos, que vieron como su señor partía a la guerra contra los enemigos de su rey, dejando como gobernante a una mujer considerada mezquina y ponzoñosa y a su pequeño y cruel vástago, el cual pasaba los días haciendo sufrir a las alimañas del campo o leyendo extraños libros que le daba su madre.

La guerra fue cruel, arrebató muchas vidas de hombres valientes y honrosos. Y bebió la sangre de sus víctimas una y otra vez, víctimas, hombres que nunca volvieron a ver sus hogares, que nunca regresaron de la batalla, hombres entre los que se encontraba el propio señor de Silverain, que nunca volvió a ver de nuevo su amada ciudad. La noticia llegó a oídos de la ciudad y de su esposa, y su cuerpo hizo lo propio días más tarde, para ser sepultado en tierra de su familia. Aquel día fue un di triste y oscuro para la mayoría de habitantes de aquella ciudad, que veían morir con un señor una era dorada de prosperidad, y contemplaban como una nueva y más oscura era se cernía sobre ellos. Se dice que aquel día, la luz del sol se apagó tenuemente, como si mostrara respeto por el difunto señor, y los cuervos, símbolo de la ciudad, acudían a posarse sobre su tumba llena de rosas como si de plañideras en luto se tratase.

Lo cierto es que una nueva época comenzaba para todos los habitantes de Silverain, pero el comienzo de aquella nueva y ominosa etapa no lo marcó la muerte de su viejo y bondadoso señor, ni siquiera el comienzo de la gobernación de su viuda la hechicera, sino más bien fue la muerte de la misma. La vida huyó de ella fugazmente al precipitarse desde uno de los balcones del castillo. Cuentan algunos que fue su propio hijo, ansioso de obtener el poder, quien la arrojó con sus propias manos, otros sin embargo prefieren la versión de la historia que cuenta como ella misma se suicidó por las más diversas y obtusas causas. Lo cierto fue que aquel día simbolizó la ascensión al poder del joven William, el cual tomó su primera decisión como señor de Silverain el mismo día de la muerte de su madre. Celebrar su funeral con el ahorcamiento público de toda una serie de personajes de la corte, entre los que se encontraban consejeros y sacerdotes, por los cuales sentía un profundo desprecio, todo ello bajo acusación de traición y conspiración.

Las semillas del gobierno de William estaban sembradas en tierra deshonrada y regada con la sangre de todos aquellos que se atrevían a contradecirle. Creciendo de esta manera cual negro árbol, podrido por dentro, y en cuyas ramas cuelgas ahorcados los hijos del hombre. Su personalidad se fue moldeando, volviéndose fría, calculadora, violenta (aun si cabía más) y psicótica, lo que en la práctica se traducía en un gobierno autoritario en el que aplicaba la pena capital a todos aquellos que consideraba merecedores de ella, según su propia oscura y retorcida visión de la justicia. Los campos de ahorcados se extendían allá por donde había ramas libres para colgarlos y los presos y prisioneros se lamentaban en minúsculas jaulas colgadas en las encrucijadas, bajo el estandarte del cuervo y la rosa.

Pero el destino es caprichoso y decidió que el señor de Silverain se enamorara de una joven dama a la que poco tiempo después convirtió en su esposa. Aquella muchacha era de carácter suave y apacible y era capaz de despertar en el noble, sentimientos de piedad y de calma. De modo que por un tiempo la naturaleza de la bestia quedó aplacada reduciendo considerablemente la dureza con la que trata a su pueblo, lo que conseguía ganar el favor y la admiración de un pueblo sobreexplotado de trabajar los campos para su señor.
Pero fue entonces cuando un nuevo mal apareció por Silverain, un mal que significaría la muerte para más de la mitad de la población de la ciudad. La muerte negra, la peste. Esta plaga se extendió rápidamente infectando a cuantos encontraba en su camino. Los médicos de la peste corrían por las calles sin dar abasto entre los cadáveres de los infectados y los cuerpos yacientes de los moribundos. Las calles se llenaban del hedor a muerte de los cadáveres en descomposición y los sacerdotes predicaban a voces mensajes apocalípticos sobre el fin del mundo, desde unas túnicas negras que no presagiaban sino la muerte absoluta para todos. Una muerte que segó muchas vidas a su paso, entre las que se encontraba la de la joven esposa del señor William, cuyo cuerpo reposaba embalsamado en una de las habitaciones del viejo castillo.
Entonces ocurrió, el amor que el señor sentía se volvió enfermizo, cruel y sádico. Fue entonces cuando comenzó a leer libros sobre artes prohibidas, a rodearse de todos aquellos que decían ser expertos en las oscuras artes de la muerte, con un solo y único propósito, devolver a la vida el cadáver de su bella esposa.

Los días se fueron volviendo cada vez más oscuros, el sol se escondía cada vez antes. Comenzaron a escucharse rumores sobre extrañas prácticas de brujería y rituales profanos que se relacionaban con los nobles del castillo. Lo cierto fue que con el paso del tiempo, las compañías que el señor frecuentaba fueron empeorando, brujas y nigromantes acudían a las llamadas del señor del castillo, los caballeros negros de Silverain partían en busca de sangre y reliquias para cumplir la voluntad de un señor cada vez más demente y desquiciado.

Leyendas se escuchaban, historias sobre muertos que no reposaban en sus tumbas por la noche, sobre casas encantadas, sobre espíritus que rondaban los bosques cercanos y sobre extrañas apariciones o comparsas que se movían al auspicio de la oscuridad nocturna.
El tiempo pasaba lento pero impasible, lo que iba descomponiendo el cuerpo de su amada lentamente, lo que se traducía en una aguda e imperiosa necesidad de encontrar una solución rápida para su situación, pero esta nunca llegó a tiempo. Los nobles de las ciudades cercanas se enteraron de los terribles sucesos que estaban ocurriendo en la oscura Silverain, de modo que sin demora actuaron. Entraron a la fuerza a la ciudad poniendo fin a las pretensiones de William, ejecutando a todo aquel que fuera cómplice suyo y quemando el cuerpo de su difunta esposa hasta quedar reducido a cenizas.
La suerte del señor fue la condena a muerte, ahorcado en el mismo árbol del cementerio, sobe la tumba de su madre, en el que el mismo había ahorcado a sus primeros ajusticiados. William se mostró tranquilo, caminó lentamente hasta la horca y justo en el último instante antes de ser colgado, sonrió a todos los presentes en aquel momento y pronunció unas últimas palabras que resonaron en los corazones de todos los mortales de la ciudad: “Y el mundo llorará sangre y muerte…”. Tras aquella mortal profecía, calló quedando inerte e inmóvil, colgado de la soga.

Ahora nuevos rumores se oyen, rumores que apuntan a que William de Silverain volvió a la vida como no muerto, que nunca murió realmente. Historias que hablan de una nueva oscuridad que se cierne sobre la vieja ciudad, que el estandarte del cuervo y la rosa se vuelve a levantar y que los muertos regresan de las tumba para cobrarse la venganza en nombre de su señor. La verdad es que un nuevo tiempo se cierne sobre el hombre. Y que las almenaras del castillo vuelven a arder con el fulgor mortecino de la condenación