miércoles, 21 de agosto de 2013

Gehena

-Si sigue fumando de esa manera acabará usted muerto-. Dijo el camarero al otro lado de la barra.
El humo del cigarrillo se elevaba como una nube de tóxica melancolía que penetraba en el viciado ambiente nocturno de aquella profanada iglesia de alcohol y decadencia.
-¿Acaso no estamos todos muertos ya?-. Se dijo a si mismo en voz alta mientras exhalaba una bocanada de ácido vaporoso hacia el rostro inamovible del aquel camarero que se limitó a servir una copa de Whisky doble a su amargo interlocutor.
-Pues a este fragmento de muerte invita la casa-. Dijo con una sincera sonrisa. -Si planea matarse, quiero ser participe de ello-. añadió lanzando una mirada de falso interés. -El mejor trago que probará a este lado del purgatorio, se lo aseguro-.
-Esto es el infierno-. Respondió llevándose el vaso a los labios y tragándose el contenido de un solo sorbo. Acto seguido volvió a encenderse un cigarrillo.
-Se equivoca-. Dijo el barman mientras servía otra copa bien cargada de aquel licor. -Esto solo es la preparación, la melancolía, recordar sus fracasos, sus pérdidas, recordar que es usted infeliz una y otra vez-. Empujó el vaso hacia el fumador compulsivo. -El verdadero infierno será querer morir y no poder hacerlo-. Añadió sonriendo.
Al oír aquello hizo una mueca de resignación disfrazada de ingenuidad. Apartó el cigarrillo de su boca y engulló el Whisky de un solo trago, notando como este quemaba su garganta. Se fumó de una sola calada el resto del cigarrillo y metiéndose la mano en el bolsillo interior de la chaqueta, desenfundó un viejo revolver.
-Vamos señor, esta noche solo acaba de empezar-. Dijo con desgana el camarero mientras echaba mano a la botella de licor que parecía no acabarse nunca.
-Al infierno con el infierno-.Y un sonido de disparo retumbó en el concurrido ambiente, el sonido de una bala perforando el cráneo y los sesos de un fumador compulsivo, de un alcohólico nocturno, que se desplomó sobre la barra empapando todo en una espesa y herrumbrosa sangre.
-Aun se muestra usted persistente-. Dijo el camarero sirviendo otra copa junto al cadáver. -Si sigue fumando de esa manera acabará usted muerto-. añadió el camarero al otro lado de la barra.
El humo del cigarrillo se elevaba como una nube de tóxica melancolía que penetraba en el viciado ambiente nocturno de aquella profanada iglesia de alcohol y decadencia...


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