jueves, 29 de agosto de 2013

Desterrado del Edén

¡Qué hermosa melodía fue negada en el Edén, 
Que perfecta fantasía arrebatada con dolor! 
De confusión herido fue a expulsar con desdén, 
A su más bello ángel, Dios, de los brazos del amor. 

¿Por qué me condenas al horror que ambos sufriremos? 
Jugando a ser dueño del deseo y del ardor, 
Profanando lo único que ambos juntos poseemos, 
Arrancándome del pecho mi fuego interior. 

Si me privas del amor, de mi cuerpo enamorado, 
Te Juro, por lo vivo y por lo muerto, destruir tu corazón, 
No parar hasta que tu espíritu yazca olvidado, 
Y Arropado por diablos de tu infierno sin compasión. 

Tú, dios de madera, falso profeta del amor, 
Tú que otorgas y arrebatas a placer y voluntad, 
Yo maldigo y te condeno al dolor abrasador, 
De una vida mancillada con traición y soledad. 

Y ahora marcha, cuervo vetusto portador de la maldad, 
Que a tu paso no dejes pluma alguna de tu vuelo, 
Bastante desterraste tu bello ángel a la terrible oscuridad, 
Suficiente ya privaste a tus hijos de tu cielo.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Gehena

-Si sigue fumando de esa manera acabará usted muerto-. Dijo el camarero al otro lado de la barra.
El humo del cigarrillo se elevaba como una nube de tóxica melancolía que penetraba en el viciado ambiente nocturno de aquella profanada iglesia de alcohol y decadencia.
-¿Acaso no estamos todos muertos ya?-. Se dijo a si mismo en voz alta mientras exhalaba una bocanada de ácido vaporoso hacia el rostro inamovible del aquel camarero que se limitó a servir una copa de Whisky doble a su amargo interlocutor.
-Pues a este fragmento de muerte invita la casa-. Dijo con una sincera sonrisa. -Si planea matarse, quiero ser participe de ello-. añadió lanzando una mirada de falso interés. -El mejor trago que probará a este lado del purgatorio, se lo aseguro-.
-Esto es el infierno-. Respondió llevándose el vaso a los labios y tragándose el contenido de un solo sorbo. Acto seguido volvió a encenderse un cigarrillo.
-Se equivoca-. Dijo el barman mientras servía otra copa bien cargada de aquel licor. -Esto solo es la preparación, la melancolía, recordar sus fracasos, sus pérdidas, recordar que es usted infeliz una y otra vez-. Empujó el vaso hacia el fumador compulsivo. -El verdadero infierno será querer morir y no poder hacerlo-. Añadió sonriendo.
Al oír aquello hizo una mueca de resignación disfrazada de ingenuidad. Apartó el cigarrillo de su boca y engulló el Whisky de un solo trago, notando como este quemaba su garganta. Se fumó de una sola calada el resto del cigarrillo y metiéndose la mano en el bolsillo interior de la chaqueta, desenfundó un viejo revolver.
-Vamos señor, esta noche solo acaba de empezar-. Dijo con desgana el camarero mientras echaba mano a la botella de licor que parecía no acabarse nunca.
-Al infierno con el infierno-.Y un sonido de disparo retumbó en el concurrido ambiente, el sonido de una bala perforando el cráneo y los sesos de un fumador compulsivo, de un alcohólico nocturno, que se desplomó sobre la barra empapando todo en una espesa y herrumbrosa sangre.
-Aun se muestra usted persistente-. Dijo el camarero sirviendo otra copa junto al cadáver. -Si sigue fumando de esa manera acabará usted muerto-. añadió el camarero al otro lado de la barra.
El humo del cigarrillo se elevaba como una nube de tóxica melancolía que penetraba en el viciado ambiente nocturno de aquella profanada iglesia de alcohol y decadencia...


lunes, 5 de agosto de 2013

Donde Habita la Bestia

Tras los muros de mi cruel perdición,
hallé, ennegrecida, cada gota carmesí,
púrpuras las huellas dejadas con razón,
deslucidos los desgarros, viles, tras de mi.

Imprudente descendí de la bestia al hogar.
Por azar o por fortuna acudí a su encuentro,
donde las llamas danzan osando desafiar
de Dios, oculto tras los arcángeles, el rostro.

Donde la señal de la cruz es vano refugio,
para necios soñadores cazadores de quimeras.
Donde los muertos olvidados elevan su efugio,
invocando del demonio las palabras verdaderas.

Allí vio mi vida, desgraciada, su final alcanzar,
para encontrar, blasfemos, los besos profanados.
Cuando al correr la sangre de mi a escapar,
Renací, negro ángel, de los versos embrujados.