domingo, 7 de agosto de 2016

Para Siempre


Anoche entre sorbos de tequila
apareció ante mí una blanca paloma;
funesta voz en versos de sibila
la que hablaba sobre mi última hora.

Quizás blanco cuervo fuese aquel,
mas disfrazado de inocente paloma
quien en mi escritorio apareció ayer
como si del Diablo fuese una broma.

No sentenció un 'nunca más' maldito,
como sufrió una vez el oscuro poeta,
más bien un 'para siempre' infinito
aderezado con una sonrisa discreta.

Ni el férreo rugido ni las gotas del licor
borraron del destino aquellas palabras.
Profecía que creó un infierno abrasador,
envidia de las pesadillas más macabras.

Se marchó el ave con el último trago,
dejando tras de sí tan sólo la amargura
de mi pobre alma realizando el amago
de intentar salir de mi hora más oscura.

Un sufrimiento que para siempre duraría
y que no habría botella capaz de ahogar.
Un dolor que por dentro me consumiría
y del que nunca más me podría liberar.


miércoles, 13 de abril de 2016

Álzate.



Tú,

¡Grita!

Ruge ahora.

Llama a los vientos;

raja el cielo con tu voz.

¿Puedes oírlo aquí y ahora?

El rumor de cuervos en el aire.

Toca la flauta de hueso de nuevo,

porta la garra del oso y la piel del lobo;

huele el aroma de sangre en los árboles.

Elévate como el trueno del cielo sobre nosotros;

desciende como las raíces profundas del gran roble.

Desde las tinieblas mismas de la noche de los tiempos,

emerge ahora, oh espíritu renacido, del útero de la Gran Madre.

Escucha el susurro de lo remoto y álzate del barro hasta la montaña.


domingo, 10 de abril de 2016

Se ha perdido en el recuerdo...

Se ha perdido en el recuerdo
el eco de noches lejanas,
ya no aúllan los lobos
ya no invocan a su amada.
Sangre marchita en el lecho
donde el río caminaba;
los viejos rumores del monte
son ya historias olvidadas.

No acude el hombre a la lluvia 
ni la bruja a su cabaña,
no más olor a humo 
ni a lumbre en la montaña.
Cuando siegan los robles 
y su espíritu quebrantan;
algo salvaje se muere, 
algo dócil se levanta.

Nuestro acero vendido
ya no sirve en la batalla,
el escudo de madera
yace hendido en la maraña.
Rota el asta de ciervo,
seca la encina sagrada;
muerta la sangre guerrera,
y muy viva la esclavizada.