domingo, 12 de mayo de 2013

Silvermoon

Duerme, duerme, susurrábame la diosa luna,
regalándome la fugacidad de su argéntea mirada,
que los vientos de la noche forjarán tu cuna
con los sueños recordados de una vida inventada.

¿Cómo dormir bajo tal luz fría y ardiente
que mi pecho inflama con el brillo de su plata?
Si no hay razón que mi locura alimente
el deseo de una vida que a mis sueños mata.

Y soñaba que moría entre gozos y lamentos
cantando una canción que nadie más oía,
yaciendo olvidado entre brumas y tormentos,
relatando los secretos que nadie más veía.

Pero he ahí que las llamas acuden a su encuentro
cual brujas enamoradas de los labios de los muertos,
trazando con los lobos aullidos en el firmamento,
poblando carmesí de mi yerma mente los desiertos.

Fugaz fue el recuerdo de una noche de invierno,
el despertar entre gritos ahogados en sudor
encontrar bajo la luna de mi alma el hielo eterno
fundido por la plata y de mi sangre el ardor.





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