jueves, 5 de septiembre de 2013

A Través Del Espejo.

-La vida es un espejo-. Concluyó el anciano a la vez que se mesaba la barba. -Te devuelve reflejado aquello que realices-.
-¿Y como se pasa al otro lado del espejo, abuelo?-. Preguntó intrigado el niño que, con la mirada de la inocencia infantil, contemplaba el rostro de aquel señor mayor.
-¿Y por qué alguien querría pasar al otro lado?-. Respondió retórico el abuelo.
El niño de cabellos rubicundos se quedó pensativo unos instantes.
-Pues... para ver como es el mundo al revés-. Respondió inocente.
-¿El mundo al revés?-. Preguntó el abuelo con cierta intriga.
-Si, los espejos muestran la imagen al revés-. Dijo el niño sonriente. -Así que dentro del espejo el mundo debe ser al revés; los hombres hacen la paz en vez de la guerra, cada vez hay menos hambre, el amor triunfa sobre la muerte y los sueños se hacen realidad: El mundo al revés. Yo quiero ver el mundo al revés, ¿Como se puede pasar al otro lado del espejo, abuelo?-.
El anciano se quedó asombrado ante las palabras que decía su nieto y por un momento no supo que responder ante tan noble, aunque imposible, planteamiento.
-Veras pequeño, para ir al otro lado del espejo, al mundo al revés, tan sólo debes plantarte frente al espejo y decirle a tu reflejo: Voy a ser un hombre al revés. Y actuar como actuaría un hombre del mundo al revés. Hacer la paz en lugar de la guerra, no dejar que el hambre avance, perseguir el amor y la felicidad y hacer realidad los sueños. Así poco a poco, cada vez estarás más cerca de estar al otro lado del espejo-. Respondió sonriente y orgulloso el abuelo.
-Ser un hombre al revés-. se dijo para si el niño. -Ser un hombre al revés-. Volvió a repetir a la vez que salía corriendo alegre en busca de un espejo en el que mirarse y dejando a un meditabundo anciano.
-Ojalá hubiera más hombres al revés-. Suspiró para sí aquel desgastado soñador mientras se mesaba la barba.

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