martes, 19 de noviembre de 2013

Entre Agua y Vapor

El vapor del agua caliente se elevaba reduciendo los cristales a poco más que una maraña de niebla impregnada y abrazaba los cuerpos desnudos como un manto de humo, vago reflejo del líquido cristalino que fue. El agua caía sobre ellos como una cálida y dulce lluvia purificadora, mientras, tras el húmedo cortinaje, las manos buscaban desesperadamente encontrar algún pequeño fragmento de piel que acariciar sensualmente. Los besos se creaban y destruían en el mismo instante de sus concepción, era una simbiosis perfecta de dos bocas, de dos lenguas que se unían en una lujuriosa danza de amor, pasión y mucho deseo.
Aquellas caricias sabían donde buscar, conocían los secretos del placer y los caminos que desentrañaban los misterios de orgasmos prometidos aun por llegar. Y encontraban su ansiado premio al otro lado de varios centímetros de empapada piel. Lentamente pero con decisión acariciaban sus sexos en una orgía de la que solo ellos y sus profanos besos bajo el aluvión de gotas cristalinas eran cómplices.
El deseo dio lugar al placer y este pronto acabó por unir los dos cuerpos en uno solo, una única maquina generadora de intensas emociones. La piel se erizaba ante la sensación de plenitud. Ella sentía su cuerpo completo, lo sentía dentro de si y él podía captar esa unión con cada una de las profundas penetraciones que hacía en su templado cuerpo. Ambos se estremecían descontroladamente, mientras que el sonido del agua apagaba sus gemidos entre una cascada de vapor blanquecino y humedad pegajosa.
Se sentían parte el uno del otro, sentían como sus sexos se unían, como el éxtasis de la lascivia se hacía carne a cada una de las ahora violentas incursiones de él dentro de ella. Con cada nueva sacudida ella sentía vibrar cada fibra de su ser, nada más era capaz de sentir; ni el agua cayendo por sus suaves pechos, ni el aliento de él sobre su espalda, si siquiera los pequeños mordisquitos que sensualmente dejaba caer sobre sus hombros, no, solo sentía el trance hipnótico y el frenesí placentero de aquel momento, la unión perfecta.
El ritmo se aceleró de forma peligrosa, las convulsiones hacían presagiar el final de aquella maravillosa experiencia, al tiempo que los gritos se hacían tan fuertes y profundos que ni siquiera el ensordecedor sonido del agua cayendo era capaz de acallarlos.
De pronto, toda aquella húmeda escena llegó a su clímax, ella apagó sus gritos por unos segundos, contuvo la respiración de forma repentina y acto seguido dejó exhalar un sonoro gemido que se unió al que produjo de él. Habían luchado por esto y lo habían alcanzado, el premio final, un profundo, sensual y cálido orgasmo que se apoderó de sus cuerpos nublando totalmente sus sentidos externos.
Tras aquellos eternos y dulces minutos, ambos se mantuvieron juntos bajo el torrencial ataque del agua caliente y el poder del vapor sobre su piel, besándose, amándose, purificando sus almas en una eterna lluvia de finas gotas de cristal en un enorme mar de niebla.


2 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no leía nada tuyo, uf, no sé ni siquiera si te acuerdas de mí, conversamos un par de veces. También hacía tiempo que no leía nada parecido, el caso es que normalmente suele ser curioso, pero bastante sórdido, por eso me sorprendió que esto no me lo pareciera, es más…resulta maravilloso como las palabras pueden expresar algo tan mágico, y más con estos temas, ya que hay que tener cuidado con no salirse de lo querido; para mí lo has logrado. Es muy emotivo..

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    1. Tengo un poco abandonado esto de la producción literaria debido a las clases y el trabajo, pero de vez en cuando sigo publicando por aquí. Me alegra que te gustase, es difícil escribir algo sensual sin recurrir a lo sexual y que aun así resulte erótico y poético. Muchas gracias, de verdad.

      No se puede decir que mi memoria sea precisamente buena, te recuerdo vagamente, lo siento mucho. Aunque creo que debería mejorar mi memoria, sobre todo para recordar a personas que me dicen cosas tan agradables como lo haces tú.

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