martes, 13 de mayo de 2014

El Abrazo

Siempre había sido una persona triste y solitaria. No se molestaba en aparentar falsa felicidad y aunque la mayoría del tiempo se mostraba implacable en su soledad, ansiaba el calor humano de la compañía. Soñaba con besos irreales de una dama imaginaria, con el amor que nunca llegaría a su vida; se moría por un solo abrazo suave y sensual. Sin embargo, los dioses son crueles y caprichosos; algunas veces cumplen aquello que deseas. Curiosamente fue un abrazo lo que lo condujo a su perdición. Un abrazo tortuoso, apretado y apurado hasta el cuello. Obsceno y vertical trazó su testamento vacío entre gemidos ahogados. Hasta que su vida culminó de aquella manera, arrancada por los brazos de piel de soga de una dama llamada Muerte.



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