martes, 6 de noviembre de 2012

Tempus Fugit


Mensajero de las vidas que quedaron por vivir,
maldices con tus besos los fragmentos de mi alma.
Demonio despreciable del recuerdo que es morir,
destierras suavemente de mis días ya la calma.
¿Qué cruel desolación te arrastró hasta mi mirada?
Cuan impío fue el dios que dio forma a tu corazón.
Corazón que arrancas de mi débil mente cercenada,
permitiendo que se escape de mi cuerpo la razón.
Pues no hay poder que retenga tú fugaz esencia,
ni metal capaz de doblegar tu férrea voluntad.
Que mis manos luchan por retener tu violencia,
mas suplicando la clemencia de un día la piedad.
Tan solo un consuelo a la memoria ya me viene,
del necio o del loco la triste y vana sonrisa.
Pues el propio Crono los días contados tiene,
y el tiempo barrerá al tiempo con su brisa.
Y qué polvo al polvo y muerte al mundo,
pues la eternidad es solo necia fantasía.
El fatuo consuelo de un Dios moribundo,
que ve escapar su tiempo día a día.
 
 

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