jueves, 23 de abril de 2015

Alma de Caballero.

Este año no hubo suerte en el concurso del Día del Libro en la Universidad, no siempre los dioses de la literatura pueden estar conmigo. Pero aunque no haya ganado, al menos he participado con un relato que resume bastante bien mi idea de Castilla. Lejos de glorias pasadas, de historias de reyes y de conquistadores, el alma castellana siempre me resulto terriblemente melancólica. Pero no una melancolía amarga, sino dulce y romántica. Y no hay mayor romántico en esta tierra que el gran Don Quijote; ese soñador empedernido con el que tantas cosas tengo en común. Aquí pues tenéis el relato (no ganador) de este certamen:


Alma de Caballero.

"Siempre soñé con ser caballero andante y que el polvo del camino ensuciase mi capa. ¿Acaso un caballero de brillante armadura no es un hombre que jamás puso a prueba su espíritu? Yo quise levantarme en armas contra el mundo; imaginé que emprendía un viaje, como diría el poeta, una tarde parda y fría de invierno. Bajo la tormenta combatiría a Briareo y sus secuaces, eternamente, mientras el sol guiase mis pasos y aun tuviese aliento para mantenerme en pie. Mataría dragones, rescataría damas y pelearía por el amor verdadero. ¿Acaso se puede hallar más noble ideal que defender el auténtico amor? Todo aquello imaginaba para evadirme de la monotonía de la lluvia tras los cristales. Pero siempre hubo algo sombrío en mi alma castellana. La melancolía y la resignación a una triste verdad: Que no importa cuán alto se alce el acero, pues en este mundo los gigantes siempre acabarían triunfando. Y que no había más opción que aceptar el fracaso o convertirse en un fiero dragón. En ese mismo momento, mientras tronaba el maestro con su timbre sonoro y hueco, yo había tomado una decisión; había elegido mi camino. ¿Hacia dónde nos dirigimos? Me pregunté entonces. Y es ahora, en mi lecho de muerte, cuando con una sonrisa hallo la respuesta. Aquel era un camino hacia lo más profundo de mi alma; hacia el valiente sueño de un niño dispuesto a todo con tal de rendir unos viejos molinos y de conquistar el amor verdadero."


No hay comentarios:

Publicar un comentario